viernes, 2 de noviembre de 2012
asistir a los ceremoniales del agua y del azúcar
en la mañana
las comisuras caídas no las deshace la miel
hay un espesor de rosas una guirnalda
un punto ciego en medio de estar siendo
hay personas y niños
hay estar yendo estar viniendo
de acá para allá
encrespados los aires
perfumadas las maneras
me hiela esa forma de taconear frente al cadalso
hay fingimientos
hay la manía de creer
en la estatura del silencio
lo sé
hay pan esta mañana
y no es poca cosa el árbol que reververa en mis oidos
llueve
troco el pan
y espero
tuerzo los silencios
los anudo contra las esquinas
esto no es una talking cure digo
bebo en el triste vin du solitaire
sábado, 13 de octubre de 2012
como una tristeza masticando opiáceos
fingiendo sentir aquello que por parecerte tan diluída materia
-de tanto no sentirla la sientas profunda y atravesada-
dolor agudo de no haber sido más que sufridora profesional
toda jirones de lo que hicieron de ti
María Calas
callas María
Hace falta una ética pura
una monstruosidad
un silencio tan horrísono y puro vacío
nada
hace falta llorona:
debes de nuevo crear al monstruo que te comerá el corazón
He sido otras
en la tarde muriente
he besado los labios casi liricos de ser otra vida
arrinconada al borde de ser
casi nada
ojal en la camisa de nadie
solitaria en lo árido del pensamiento
Lo árduo
es vivir sin pensamiento
sin ese viento torpe que murmura
sin las señas perversas de lo falso
y sin este fingimiento que es a mi ser
el mono que fue al hombre
jueves, 11 de octubre de 2012
en el seco silencio de la tarde
el ruido de un martillo
un raro silencio que cava en el hueso
el ladrido de la tarde
perro que muerde el lóbulo
de toda oreja
es el cristiano letargo del pensamiento
la borradura en la página de la que escribe que escribe
que escribe sin aliento
una rosa es un cuchillo
una afilada excusa para perder la vida en el corazón de la vida
un silencio cadalso
del no haber sido nada y
querer ser menos todavía
arde la tarde
muge el pensamiento
habla el martillo
un raro silencio que cava en el hueso
el ladrido de la tarde
perro que muerde el lóbulo
de toda oreja
es el cristiano letargo del pensamiento
la borradura en la página de la que escribe que escribe
que escribe sin aliento
una rosa es un cuchillo
una afilada excusa para perder la vida en el corazón de la vida
un silencio cadalso
del no haber sido nada y
querer ser menos todavía
arde la tarde
muge el pensamiento
habla el martillo
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