Las palabras son camellos
que ensartamos
por el ojo de una aguja finísima
que no existe
o mejor
que existe sólo a condición de que
las palabras también existan
el proceso de la ensartadura es
cómico
para algunos
doloroso
para otros
conozco dos profetas del mutismo
y pienso que de lo que no se puede decir
siempre es mejor
hablar
y mucho
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